Siempre me ha llamado la atención el concepto de belleza. Es, al mismo tiempo, algo sutil y maravillosamente perceptible.
La belleza nos eleva, y es como las palabras: tiene el poder de cambiar nuestro estado de ánimo. Lo bonito es capaz de sacarnos una sonrisa, de conectarnos con algo superior. Hay belleza en cada rincón, pero también es importante que la cultivemos. Hagamos bello algo nuestro que todavía no lo sea. Tenemos esa capacidad. Hablemos bonito y captemos las muchas maravillas de nuestro alrededor. Las hay a cada paso.
Todo depende de las gafas con las que veas la vida, porque, realmente, lo tienes ahí delante. Y, si no, tú mismo eres capaz de crear belleza. ¿Te lo habías planteado alguna vez? Si te vas a preparar el desayuno, tómate un minuto más y háztelo bello. Elige ese juego de tazas que tienes guardado para ocasiones especiales. Hoy lo es. Ponte un mantelito y enciende una vela. La energía cambiará rápidamente con sólo un par de acciones sencillas.
¿Eres capaz de ver las maravillas que te rodean durante un simple paseo? Entretente en los detalles. Dale a tus cosas y a tus espacios (y, por supuesto, a ti mismo) un cuidado especial. Si no es así y pruebas a hacerlo verás que es muy diferente. Una vez más, es cuestión de proponérselo. Hazte la vida más bonita y no esperes a que otra persona o haga por ti.
Cuida los detalles porque ellos son los que lo cambian todo. Y, ya sabes, hazlo paso a paso. Primero una cosa y después la otra. Pinta, da rienda suelta a tu imaginación, escribe en un cuaderno bonito, ponte esos pendientes preciosos que hace tanto que no te pones, crea un altarcito con tus cosas, vístete bonito, redecora tu casa, incorpora a tu vocabulario palabras amables y de alta vibración. Vibra tú con todo eso.
Y cuando hayas conseguido crear belleza atraerás aún más a tu vida casi sin darte cuenta. Así funciona la ley de la atracción. Y es fundamental para tu bienestar y para tu vida consciente.
Te deseo un maravilloso día.