Tenemos mucha prisa. Tanta, que nos olvidamos de lo importante. La vida tiene sus propias normas y da igual si comulgas con ellas o no porque eso no las altera, te altera a ti si no estás dispuesto a escucharlas.
Una de las esas normas universales no escritas, que dan buena cuenta de cómo funciona la vida, es la de SER-HACER-TENER. Es el orden natural de las cosas. Si tú quieres invertir esa dirección, estás en tu derecho pero irás a contracorriente. Y me explico.
Lo primero de todo es SER, cultivar tu esencia, trabajarte a ti, poner orden en tu vida y en tus prioridades, aclarar lo que no esté claro. En una palabra: trabajar tu persona o lo que ahora se llama desarrollo personal.
Después es el turno del HACER, es decir, ponerte manos a la obra. Cuando ya sabes qué camino quieres tomar y hacia dónde ir, toca empezar a moverse. Tomar acción.
Y ya después, sólo después, llega el TENER. No antes, sino en último lugar. Es decir, los resultados llegan sólo después de trabajarse y ponerse en marcha.
SER-HACER-TENER
De tan sencillo que es se nos escapa por esa tendencia nuestra a complicarlo todo. Y, precisamente por eso, vamos al revés y creemos que primero es tener para que todo cambie. Primero cambiar de casa, o de trabajo, comprar un coche, conseguir esto o lo otro, ganar más dinero (o pon aquí lo que quieras) para que se produzca esa transformación que andamos buscando. Pero, perdona que te diga, ese no es el orden. Recuerda: ser-hacer-tener.
Así que, si quieres seguir avanzando en el camino adecuado, cualquiera que sea el tuyo, sigue esta premisa y trabaja en ti, cuídate, date amor, procúrate el espacio que mereces en tu vida, ahonda en tu autoconocimiento y en crecer como persona como primer paso para todo lo demás.
Y si necesitas un poco más de luz en tu camino, escríbeme y cuéntame tu historia.
Que tengas un día maravilloso.