Querernos a nosotros mismos no es algo que surga de manera natural. Y es lógico porque, entre otras razones, no hemos tenido (por regla general) referentes familiares que lo hicieran. Casi nadie nos ha enseñado a querernos.
Lo más habitual es dejarnos llevar y tratarnos de manera autodestructiva. Muchas veces nosotros mismos somos nuestros peores enemigos. Los que peor nos hablamos, los que anteponemos nuestros defectos a nuestras virtudes, quienes menos confiamos en nuestro potencial… No hay nadie que nos trate tan mal.
La baja autoestima nos impide ver nuestros talentos y valorarnos como realmente somos. Tiene mucho que ver con la mente y con la idea que nos hemos creado de nosotros mismos, También con cómo hemos dejado que nos traten los demás, a cuyos mensajes les solemos dar más credibilidad que a los nuestros.
El amor propio, como casi todos los valores, se cultiva en el tiempo. Tantas nubes en el horizonte nos impiden ver nuestra esencia. Y sin saber quiénes somos realmente, tampoco podemos saber qué camino tomar en la vida.
Esa falta de confianza en uno mismo, ese quererse tan poco nos trae muchos problemas. Como no nos queremos, buscamos a personas o cosas que nos den ese amor que no sabemos darnos y nos apegamos tanto a ellas por darnos eso que creemos necesitar que se crea una relación de dependencia de la que cada vez es más difícil escapar porque lo de fuera nunca nos va a dar eso que nos falta y que sólo podemos darnos nosotros mismos.
Por el contrario, tener un buen concepto de ti mismo te empodera y te lleva a conseguir metas y deseos. Y, lo mejor, te hace sentir pleno y feliz porque no necesitas nada más que lo que ya tienes: tú.
También te digo algo: el reencuentro con uno mismo no es fácil. El proceso es incómodo y deberás ponerte delante de tus propios miedos para hacerles frente, superarlos y poder acceder al verdadero tesoro: la mejor versión de ti mismo.
Si vas pensando que el camino del autoconocimiento (que te llevará a quererte de verdad) es coser y cantar, en cuanto empiecen las dificultades echarás a correr y tendrás que volver a empezar.
Así que ármate de valor. Trabaja la voluntad y la constancia. No es un camino de rosas, pero al final está la recompensa: tu verdadero ‘yo’. Ahí la vida fluye.
Y no, no necesitas a nadie que te lleve de la mano. Tú tienes la llave para una vida consciente, la que tú hayas elegido, aunque sólo te guste a ti.
Comprométete contigo mismo, antes que con cualquier otro. Deja de compararte, no te dejes llevar por la inercia y quiérete como eres verdaderamente y no como los demás quieren que seas para que, después, puedas querer a alguien de verdad.
El autocuidado forma parte de ese camino para trabajar la autoestima. Quizás la inercia te lleve a no atenderte, pero por ahí no está la cueva del tesoro.
Si crees que tienes la autoestima baja, te invito a que cojas un papel y un bolígrafo y escribas todos tus talentos. Apúntalos aunque te parezcan insignificantes. Cocinar, llevar una casa o hacer punto también suman. Expláyate. Esa lista es sólo para ti, así que sé generoso contigo mismo. Escribe al menos diez talentos. Y también algo que te haga único. Una cicatriz, por ejemplo.
Y, ojo, que quererte no quiere decir que te tengas que creer más que los demás. No tiene nada que ver con eso, sino que es algo que sólo te atañe a ti. Recuerda, evita compararte con nadie. Un ego desbocado es el otro extremo y tampoco es equilibrado.
Es necesario un trabajo mental y emocional, empezando por cambiar las creencias limitantes (‘yo no soy capaz’, por ejemplo) por creencias potenciadoras (‘puedo hacerlo si me lo propongo’) o hacer afirmaciones positivas.
Un ejercicio que a mi me ayudó mucho es el ‘Yo me lo merezco’. Me lo enseñó Aguamarina en su maravillosa comunidad Aroma Revolution de aromaterapia y autocuidado. Consiste en ponerte frente al espejo y, durante un minuto, decir los motivos por los que crees que te mereces lo mejor. Puede ser porque tienes capacidad de amar, porque tienes un buen fondo, porque sabes perdonar y pedir perdón, porque te esfuerzas… Hay muchos motivos por los que te mereces todo lo bueno. Al principio puede que te sientas algo ridículo, pero hazlo igualmente. Sigue, no lo dejes. Es un minuto en 24 horas que tiene un día. La inversión es mínima y los beneficios, infinitos.
Y, por último, unas claves para desarrollar la autoestima:
– Trabaja el autoconocimiento y acéptate tal y como eres.
–No te critiques ni te juzges.
–No trates de ser perfecto. La perfección no existe y, además es aburrida.
-Trabaja tu capacidad de perdonarte y perdonar. Lo contrario no te dejará avanzar.
–Sé amable contigo. Háblate bien y trátate con cariño.
–No te compares.
–No te exijas en exceso.
-Ponte objetivos realistas.
-Ten en cuenta que equivocarse es aprender.
–Cuida tu cuerpo en lugar de enfocarte en sus defectos.
-Haz la lista de todo lo bueno que tienes y que eres
–Acepta los elegios de los demás.
-Exprésate con amabilidad. Exige el mismo trato de los demás hacia ti.
–Colócate en primer lugar.
–Agradece. Todo
-Cultiva el desapego.
–Busca en tu interior. Ahí siempre está la respuesta.
Que tengas un día muy feliz
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