El otro día, sin querer, escuché una conversación entre dos personas. Ambas decían que tenían como hobby la música y hablaban de lo importante que era para ellas tocar un rato cada día. Decían que les daba paz y, al mismo tiempo, escuchar los acordes de la guitarra les ayudaba a conectar con ellos mismos, a llegar a un espacio íntimo en el que se encontraban bien.
En un momento dado, surgió el tema de las redes sociales y de personas a las que seguían y que les inspiraban a la hora de componer. Intercambiaron opiniones y gustos. Hasta que una de ellas le preguntó a la otra si tenía algún vídeo en redes sociales tocando la guitarra. En ese momento, la conversación dio un vuelco.
Lo que hasta ese momento había sido un intercambio fluido de pareceres se impregnó de un punto tenso. En esto también coincidían ambos: ni de broma se exponían en público. ¿No te da vergüenza que te vean tocando?, se preguntaba el uno al otro. Y, sí, se morían de vergüenza.
Estaban dispuestos incluso a no tocar, a no hacer eso que tanto les gustaba, si eso suponía exponerse ante los demás de alguna manera.
Te cuento esto porque, verás, tenemos un miedo tremendo. Miedo a que alguien nos pueda ver haciendo algo y que nos pueda juzgar por ello. Incluso existiendo la posibilidad de que eso que hacemos sea un éxito, que guste a una sola persona o que encandile a toda una multitud. Preferimos no mostrarnos por si acaso. Tenemos tanto miedo que hasta nos aterra el éxito. Ante la duda, preferimos quedarnos en la fila de atrás. En la sombra
Y es algo que entiendo perfectamente porque a mí también me pasó. Me aterrorizaba la sola posibilidad de ser juzgada. Hace unos años me decidí a emprender y la idea de exponerme, de salir a la palestra y mostrar lo que había hecho a cualquier persona que quisiera verlo me daba pánico. No fue ese el único motivo, pero quizás sí fue el de mayor peso para que aquello no siguiera adelante.
Todo esto lo veo ahora, claro. Con las cosas que he ido aprendiendo porque, sí, de todo se aprende. Por eso esta conversación que te cuento me hizo reflexionar y reforzar un aprendizaje que yo ya tenía: nos da mucho miedo salir ahí fuera y ese miedo nos opaca, nos empequeñece y no permite que saquemos todo lo bueno que llevamos dentro.
Es miedo a no ser lo que creemos que los demás esperan de nosotros. Es miedo a no encajar, a no gustar, a defraudar, a fracasar, a que no nos quieran tal y como somos… Miedo.
De esto mismo hablé en un post anterior del blog. Y es un tema que a mí me llama mucho la atención porque está ahí mismo, a nuestro lado.
Y a tí, ¿qué te da vergüenza? te leo.
Que tengas un día estupendo.