Minimalismo o cómo vivir desde lo esencial

Hace seis años que me cambié de casa. Antes de aquella mudanza no era consciente de la cantidad de cosas que tenía.. Hasta que tuve que llevarme todo a otro lugar. En aquel momento fui consciente de todos los objetos materiales de los que me rodeaba. Algunos, incluso, los guardaba sólo porque me gustaban o tenían algún valor sentimental para mí, aunque nunca los hubiese usado.

Y entonces cambié el chip. Cuando llegué a la nueva casa empecé a deshacerme de cosas. De muchas. La casa era más grande pero mi armario mucho más pequeño, así que no quedaba otra. Y de la ropa pasé a sacar libros, objetos de decoración, muebles y un montón de cosas de mi vida. Así empecé a cultivar el minimalismo.

Y te diré algo muy curioso. Desde entonces sigo teniendo la sensación de que tengo demasiadas cosas. Da igual de lo que me deshaga, sigo teniendo mucho. Y, ¿sabes por qué? Porque desde que tengo menos ropa, por ejemplo, soy más consciente de lo que hay en mi armario y de las muchas combinaciones posibles. Antes, entre tanto, era casi imposible darme cuenta de eso. Todavía me queda mucho de lo que deshacerme, pero voy a seguir poco a poco para ser más consciente del proceso.

El minimalismo tiene muchas cosas buenas. Una de ellas es que te hace llevar la atención a lo esencial. Es una filosofía de vida que te lleva a descartar lo superfluo. Vivir entre muchas cosas nos hace perder foco en lo verdaderamente importante. Moverse entre menos es infinitamente más práctico.

El caso es que la sociedad en la que vivimos nos lleva a consumir y a poseer muchas más cosas de las que necesitamos porque tenemos la idea equivocada de que lo material nos aporta felicidad. Pero nada más lejos de la realidad. Ni tener una casa, ni un coche, ni un armario a rebosar de ropa ni un montón de muebles te dará la felicidad. Te puede dar una sensación placentera (apego), pero créeme, es ilusoria y pasajera y al poco necesitarás tener más cosas para volver a disfrutar de esa ilusión. Y, ¿sabes por qué? porque la felicidad verdadera no te la va a dar nada de lo que hay ahí afuera. La felicidad sólo está dentro y está al margen de todo eso que nos rodea.

Por eso es importante tener menos, pero mejor. Y no me refiero sólo a cosas, sino en general. Menos cantidad, más calidad. Te permitirá ir más liviano por la vida, sin tanta carga. Apuesta por comprar menos, pero comprar mejor.

Un ejercicio maravilloso es hacer limpieza en casa. Enfrentarte a la tarea de repasar tus pertenencias y decidir qué se queda contigo y qué no marcará un antes y un después. Hazlo poco a poco, no te agobies. Esto es un proceso, no un acontecimiento puntual.

Para poder hacerlo de forma consciente y no a lo loco, plantéate estas tres preguntas cuando no estés segura de si esa pertenencia se queda o no:

¿Lo he usado alguna vez en el último año?

¿Es algo que me aporta felicidad o me hace sentir bien?

¿Me resulta útil en mi vida?

Te diré algo más: de todas las cosas de las que me he deshecho (tirado, vendido o regalado) no hay ninguna que ahora mismo eche de menos. Y te aseguro que han sido muchas en los últimos seis años.

Si hay algo que me guste mucho pero que sé que ya no forma parte de mi vida actual se lo doy a alguien de mi familia. De esta forma sé que está cerca y que lo van a cuidar y a dar buen uso. Y en el caso de que quiera recuperarlo cuando esa persona ya no lo quiera vuelve a ser mío (me ha pasado con varias cosas). Esto puede ser una solución intermedia.

Y, sobre todo, sé consciente a la hora de dejar entrar algo a tu vida, ya sea comprar, alquilar o cualquier otra forma hacerte con eso que quieres.

Hay un párrafo del libro ‘Minimalistamente. El poder transformador de lo simple’ que a mí me encanta y que dice así: «No es de extrañar que el tamaño de nuestro ropero aumente a medida que disminuye nuestra autoestima. Desde luego, la mía estaba hecha pedazos cuando inicié la limpieza general, de modo que, iconscientemente, utilizaba aquella montaña de ropa para sentirme segura. Más que reducir mi fondo de armario, sentía que me estaba quitando la armadura que me protegía del mundo hostil». A mí me pasó algo muy parecido. Y esto se puede aplicar en casi todos los ámbitos de nuestra vida: ropa, objetos, personas, pensamientos…

Y recuerda: no hay un número concreto de cosas que debas tener. Más bien irá en función de tus circunstancias y necesidades porque cada persona es única.

El minismalismo te quitará peso de tu vida y te aportará claridad en muchos sentidos.

¿Lo practicas? ¿Te gustaría hacerlo?

Que tengas un día lleno de luz

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