Acabo de preparar un masala (mezcla de especias y hierbas) para tener en mi despensa y aliñar mis desayunos y meriendas (si te interesa, tienes la receta en mi canal de Telegram). Es una mezcla ayurvédica para incorporar los cinco sabores a una comida que te ayuda a hacer mejor la digestión.
Esos momentos, los de prepararme algo rico y después tomármelo tranquilamente en mi casa, son muy importantes para mí y me los curro siempre que puedo. Por eso también he hecho una vela con aceites esenciales y he dedicado un buen rato a leer una carta natal a una chica bien maja.
Es una de las muchas tareas que siempre tengo en mente. Mi Marte está en Leo en la casa III y me encanta aprender cosas nuevas. Tengo más libros en mi mesita de noche de los que me da tiempo a leer y se me acumulan los quehaceres que encienden mi alma porque son muchos (y no me refiero a las tareas de la casa ni del trabajo, sino a los que me gustan de verdad).
Me he dado cuenta que perseguir todas esas cosas que me gustan de verdad, aprender y compartir lo aprendido y mis experiencias vitales es lo que me mantiene realmente ilusionada cada día.
Es muy importante que dediquemos tiempo a diario a hacer eso que nos alucina, lo que sea, y no como una obligación, sino como un placer. Es fundamental para mantener nuestro foco y centrar nuestra vida porque nos aporta coherencia y una enorme dosis de ganas de vivirla.
Ya comenté en el post sobre la necesidad de encontrar nuestra misión de vida o Ikigai lo importante que es cultivar nuestros intereses, dedicar tiempo a esos que nos gusta, que se nos da bien y que es un bálsamo para el mundo.
De lo contrario, es probable que intentes anestesiar tu mente sumergiéndote en las redes sociales, enganchándote a la serie de turno o pimplándote una botella de vino. A algo que te haga mirar para otro lado y olvidarte por un momento de esa parte de tu vida que no te gusta y que no haces nada por cambiar, aunque en el fondo, en lo más profundo, sepas que sólo tú tienes la llave para poder abrir esa puerta.
Con cariño,