Hace un par de semanas hice un curso sobre libertad financiera (si no conoces a Sergio Fernández, te lo recomiendo) que fue una pasada.
En principio, el curso no tenía nada que ver con el desarrollo personal. O eso creía yo. Pero, en un determinado momento, apareció el tema del trabajo interior para que eso que buscamos (en este caso la libertad financiera) se manifieste fuera.
Una de las claves de la formación fue la trascendencia de lo simbólico. Y te explico lo que aprendí en este curso sobre el tema:
La importancia de lo simbólico reside en su poder de materialización. Es un segundo paso, más bien. El primero es querer cambiar algo y el segundo hacerle un hueco a lo simbólico para servir en bandeja que se produzca el tercero: la materialización.
Así que para que lleguen cosas que deseas a tu vida (además de ponerte en acción, por supuesto), tienes que hacerles un hueco. Quítate todo lo que ya no necesitas para que entre aire fresco. ¿Cómo? desde lo simbólico: abre armarios, vacía, tira, dona, recoloca… deshazte de lo viejo y abre espacios a lo nuevo.
Eso es trabajar desde lo simbólico. ¿Quieres saldar deudas? Devuelve todo lo que tengas y que no sea tuyo (un jersey que te prestó alguien, por ejemplo). ¿Quieres cambiar tu forma de comer? cambiar tu forma de comprar lo que comes o vete a otras tiendas de alimentación.
Son formas de integrar lo simbólico en tu vida que te allanarán el camino. Son acciones que, sin conocer su verdadera importancia, yo ya hacía desde hacía tiempo.
Quizás ya te lo he contado, pero cuando me cambié de casa sentí una gran necesidad de deshacerme de cosas. Me sentí abrumada por todo lo que había acumulado en los últimos años y decidí no seguir haciéndoles un hueco en mi vida, así que tiré, vendí y regalé mucho. En aquel momento atravesé más cambios en mi vida. Y no fue una casualidad.
Así que te invito a integrar lo simbólico y a disfrutar de su magia.
Que tengas un maravilloso día.