Se define como una “esencialista” porque lo del minimalismo le suena a algo restrictivo y a ella le gusta ‘tener’. “Tener lo que es esencial para mí, ni más ni menos, y no quiero que una filosofía, en este caso la del minimalismo, decida por mí”. Así de claro lo tiene Ana González, la esencia de Hendaystyle. Deja a un lado las etiquetas para hacerse una a su medida: “Eres tú quién decide qué es esencial para ti, cuáles son tus esenciales para estar tranquila y feliz en tu vida”.

Y, con esta filosofía de vida surgió Hendayestyle, como un blog de moda hace ya muchos años. «Quizás fue el inicio de mi búsqueda, de ese intentar encontrarme que, en mi caso, parece que empezó a través de la ropa”, señala.

Ana tiene ‘ojo’ y una perspectiva desde la que ve la vida que se capta enseguida en sus redes sociales y que se cuece a fuego lento. Ella va a su ritmo en un mundo que parece ir demasiado deprisa. “Ir a lo esencial es fácil cuando sabes qué quieres y lo que necesitas y para eso es imprescindible realizar un trabajo previo de autoconocimiento. Un trabajo que todos deberíamos hacer para vivir de forma más coherente”, explica.

Cuando ella comenzó ese proceso suyo que la llevó a redescubrirse, los blogs estaban en su momento más álgido. Aquella experiencia la llevó a trabajar, conocer y aprender de mucha gente, pero sobre todo la llevó hacia dentro, hacia su interior. Y aquello lo cambió todo. “La ropa fue la mecha, el detonante que desmoronó mis principios para poder recuperarlos después. De ahí surgió una nueva Ana, con una nueva forma de vida y una nueva forma de comunicar. La ropa era secundaria, lo que realmente me interesaba era mostrar que vivir de una forma más pausada es posible”, argumenta. Y ahí sigue.

En la vida de Ana hay pocas cosas realmente importantes. Una es su familia, la gente a la que quiere, “y la otra soy yo misma”. La declaración es potente porque demuestra que tiene claras sus prioridades y que Ana es importante para ella misma. Como debe ser. “Si me preguntas por ‘reconectar’ te hablaré de reconectar conmigo misma para, después, poder disfrutar de todo lo demás”.

Y, ¿cuáles son las cosas que la ayudan a hacerlo? El silencio, la naturaleza y la belleza. “El silencio me calma y desde la calma soy capaz de escucharme, de saber qué me está pidiendo mi cuerpo o mi mente, de saber qué me está agitando o qué no me encaja”. La naturaleza, por la misma razón, pero con un plus: «Además de calmarme me genera bienestar y su inmensidad me ayuda a relativizar». Y, por último, la belleza: «Me ancla al momento presente porque quiero disfrutar de cada detalle que se me muestra» Y no sólo se refiere a la belleza que entra por los ojos, sino a la magia de un momento con una persona, de un aroma o de una música. Aquí entra en juego la importancia de lo sutil.

Para Ana, el autocuidado forma parte de su día a día. «Como amante de la belleza que soy, mostrar mi mejor versión me parece una forma de respeto a los que me rodean. Mi mejor versión física y también mental». Para ella, verse bien frente al espejo es muy importante, pero no que más. En esto le saca ventaja el cuidado de la mente: «Mi cabeza es una locura de ideas, tareas, sentimientos y emociones que, si no soy capaz de equilibrar, pueden acabar conmigo». Por eso procurarse equilibrio y armonía es imprescindible».

–¿Tienes alguna rutina diaria de autocuidado?, le pregunto

-«Buscar unos minutos de silencio me parece una práctica fundamental y, sí, en una casa con niños es posible. Todas tenemos momentos en los que podemos alejarnos de cualquier estímulo y pararnos a escucharnos por dentro, preguntarnos ¿qué siento físicamente?, ¿qué me preocupa estos días?, ¿estoy dando lo mejor de mí?, ¿estoy viviendo la vida que quiero?».

Y escribir. Eso también le proporciona bienestar. «El famoso ‘journaling’ del que hablan hoy en día. Sacar de mi cabeza lo que me preocupa».