HISTORIAS HUMANAS (II): Agustín Vidal o cómo meditar con los ojos abiertos

Agustín Vidal es un bálsamo para el alma. No sólo por su melodiosa voz con acento argentino, sino también por su mensaje. Un mensaje que comparte a diario mediante frases de lo más inspiradoras a través de la redes sociales y de su canal de Telegram y que ahora plasma en un libro que acaba de ver la luz: Meditar con los ojos abiertos.

Más conocido como Agustín Meditación, aúna en su quehacer cotidiano meditación, autoconocimiento y propósito. Tres claves maravillosas para la vida que él explica a su manera, esa que le hace cercano, accesible y perfectamente comprensible: «Yo todos los días me levanto intentando ser mejor persona porque sé que, si lo consigo, la calidad de mi vida se enriquece y puedo hacerlo también con la vida de los demás». Y ¿qué es ser mejor persona? «Pensar, desde la humildad, en cómo puedo mejorar».

Parece más sencillo de lo que realmente es, pero él lo tiene claro: «Siempre hay lugar para mejorar». Esa es su mejor herramienta de autoconocimiento. Cuando entendió esta premisa, comenzó a mirar hacia dentro y a descubrir partes suyas que creía olvidadas. «Quizás no estaban olvidadas del todo, pero sí descoloridas, grises o apagadas», matiza.

Esa exploración interior le llevó a un nuevo descubrimiento, a entender que había algo más que, aunque no era palpable, sí podía sentir. «Algo que me guía, que hace que mi corazón esté latiendo, que hace que no me olvide de respirar». Y de interiorizar se pasa a exteriorizar. Ahí es cuando aparece el propósito de vida. ¿Y qué es el propósito? «Tu esencia compartida con el mundo». La frase resulta magistral porque condensa mucho en muy pocas palabras y esa es la esencia de Agustín, decir algo sencillo y dejarte pensando durante largo rato. Removerte.

Y, de ahí, al último tramo de esencia que es su hilo conductor: la meditación. «La meditación es la herramienta», aclara. Autoconocimiento (interior), propósito (exterior) y meditación (herramienta) para dejarlo todo atado. «La meditación es una oportunidad para ser mejor persona», explica.

Hace falta poco para darse cuenta de que el mensaje de Agustín en de los que te atraviesan. Un mensaje muy necesario hoy en día cuando la espiritualidad, a pesar de estar muy cuestionada, también se hace muy necesaria. «Somos seres espirituales teniendo una experiencia humana y no al revés. Entender este concepto hace que todo cambie porque entendemos que nuestros ancestros ya vibraban con la energía del planeta y conectaban con los ciclos lunares y planetarios. De ahí nacieron los primeros mantras y las primeras ideas y esbozos de querer comunicar qué es eso que vibra tan alto dentro de nosotros y cómo lo podemos ‘bajar’ a nuestra mente racional. Cuando te das cuenta de que esto es algo inherente a los seres humanos, que siempre hemos sido espirituales, empezamos a entender muchas cosas. La espiritualidad siempre ha estado viva».

En estos tiempos, en los que todo cambia a un ritmo vertiginoso, nos sobra información y nos falta humanidad. En un mundo en el que la tecnología y las máquinas cada vez tienen más protagonismo, ir hacia dentro puede ser un antídoto. Y eso es lo que él reclama desde su propósito. «Es el momento de volver a uno y cuando todo eso sucede ya no hay marcha atrás. Es muy necesaria la espiritualidad», sintetiza Agustín.

Meditar con los ojos abiertos es el título de su libro, pero también un concepto que está muy presente en su día a día. «Cuando empecé a meditar me encontré que los otros meditadores iban con túnicas, tenían barbas largas o la cabeza rapada… parecía que sólo ellas tenían la verdad y, aunque merecen todo el respeto, me empecé a dar cuenta de que para meditar no te hacía falta nada de eso, ni siquiera tener un lugar especial. Empecé a romper mitos y el mayor es que se tiene que meditar con los ojos cerrados«.

La falta de constancia es el talón de Aquiles en la meditación, sobre todo en el mundo occidental. «La constancia es la clave de la meditación y para que eso llegue necesitas enamorarte de ella. Quien quiera empezar a meditar con los ojos cerrados, que es como se hace tradicionalmente, estupendo; pero tenemos que saber que también se puede hacer con los ojos abiertos si te entra angustia, mareos o no te sientes cómodo con ellos cerrados. Es una herramienta más.»

Y plantea diez cualidades que empiezan por la letra ‘a’ y que se tienen que trabajar para hacer de la meditación algo mucho más sencillo: amabilidad, agradecer, aceptar, apreciar, amor, alegría, armonía, abundancia, alma y ayudar. «Así se medita con los ojos abiertos», argumenta.

Este argentino afincado en Bali y que ha pasado buena parte de su vida en Europa, abandonó el país del mate dejándose guiar por su propia curiosidad. «Siempre quise desafiar sanamente lo que me habían contado e inculcado. Eso me llevó a elegir estudios y trabajos que me permitían viajar». En Bali es desde donde transmite ahora todo lo que ha ido aprendiendo en los últimos años, siempre con una mirada hacia dentro que conmueve.

Todo empezó cuando comenzó a plantearse preguntas que no tenían respuesta. A nivel físico tenía estrés, ansiedad, pequeños toques de depresión y ataques de pánico que le mostraban que ese no era el camino. «Me di cuenta de que necesitaba hacer algo y un día, cuando vivía en Inglaterra, vi un cartel que ponía ‘easy yoga’ y decidí probar porque pensaba que allí, al estar todos con los ojos cerrados, nadie me iba a juzgar. Poco a poco fui entrando en mí y enamorándome de la práctica, respondiendo a aquellas preguntas y empecé a incorporar el yoga, la alimentación saludable y la meditación».

Le picó el gusanillo de la mirada interior y vio que aquello se podía transformar en una forma de vida. Así surgió Agustín Vidal Meditación. Una historia humana con mucho fondo.

Cualquiera que haya escuchado a Agustín sabe que te suele invitar a encontrarte con él «en el lapso de las posibilidades infinitas», palabras que definen su marca de cabo a rabo y que se ha convertido en su propio mantra. «Cuando meditamos, concentramos la atención entre el final de un pensamiento y el comienzo de otro y en ese espacio yo le puse el lapso para que entienda que es un momento en el que nos sumergimos y está impregnado de posibilidades infinitas porque no sabemos cuál va a ser el próximo pensamiento».

Agustín Vidal es inspiración diaria, una reflexión necesaria para afrontar el día desde una perspectiva mucho más amable. Él se nutre de cosas cotidianas como ver la cara de sus hijos por las mañanas «y también saber que del otro lado hay una persona que necesita las frases que subo a diario a mis redes, mis meditaciones o mis podcast». Y sabe que eso ocurre siempre. Sus mensajes siempre llegan en el momento adecuado a la persona que lo necesita.

Encontrar el propósito, como le ha pasado a Agustín Vidal, es la meta de muchas personas. Y da un consejo que vale su peso en oro para encontrarlo: «La clave para encontrar nuestra esencia y compartirla es saber qué es lo que te mueve, lo que inspira, lo que te enciende, eso que cuando haces parece que el tiempo se detiene, eso que vienes haciendo durante tu vida que cuando lo haces embelleces todo lo que te rodea y te hace sentir en paz y feliz. Eso que cuando no haces sientes estrés y vuelven las preocupaciones. Y cuando compartes eso es cuando estamos viviendo en propósito«.

Gracias, Agustín, por hacernos recordar dónde está nuestra propia esencia.

Que tengas un día maravilloso.

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