Fuera de mi zona de confort

Ay, la zona de confort. Qué lugar más apacible. El caso es que el concepto me resulta algo artificial porque está muy manido y eso nos lleva a veces a decirlo sin fijarnos en su significado.

Yo, más que zona de confort, lo llamaría… lugar apacible. Porque es eso. Un espacio en el que nos sentimos cómodos, una especie de útero en el que nos cobijamos para sentirnos a salvo.

Abandonar ese oasis nos cuesta mucho. Sobre todo porque lo conocido nos resulta cómodo y por esa misma razón lo desconocido lo calificamos como incómodo, directamente. Por eso solemos rechazar lo que no conocemos, aunque no sepamos a ciencia cierta lo que es.

Hace unos días, me cambiaron de lugar de trabajo. Mi labor es la misma, pero en distinto lugar, He pasado de trabajar cerca a casa a hacerlo bastante más lejos. Aunque ya sabía desde hacía un par de meses que eso iba a pasar, el asunto me incomodaba bastante. No sólo por la distancia, sino porque el cambio supone meterme en la ciudad y eso me frustraba.

Desde que nos vinimos a vivir al pueblo hemos dejado a un lado la ciudad de forma considerable y eso me ha hecho alejarme de ella y que muchas veces me resulte desconocida e inapetente.

Mi sol en Tauro hace que gusten poco los cambios y quizás por eso me rebelaba contra lo que estaba por venir a nivel laboral. Pero la vida tiene estas cosas y te pone delante lo que tienes que trabajar. Así que llegó el momento y después de todas esas semanas con el tema girando en mi cabeza y generándome cierta tensión, la última semana solté y acepté el cambio.

Y todo empezó a fluir. Cuando llegó el día fui más o menos tranquila, probando las nuevas distancias y rutinas con un pensamiento en la cabeza: «algo bueno me traerá». Y ahora, que se cumple una semana, puedo decir que ha sido mucho más fácil de lo que pensaba y que aquella cerrazón al cambio era lo que me tensaba. Dejar mi lugar apacible.

Incluso he encontrado el lado bueno. Abrir mi perspectiva de las cosas, conocer lugares nuevos y caminos diferentes. Claro que tengo muchos más estímulos, semáforos y gente a mi alrededor y eso me altera, pero poco a poco encontraré mi lugar y mi nueva rutina. Con consciencia.

Ahora sé que cuesta salir de la zona de confort, pero que los cambios también traen cosas buenas si tienes la mirada educada para ello. Una vez más, el autocuidado me ha dado la paz que necesitaba. Levantarme bien pronto para meditar y hacer yoga, prepararme una comida rica y una buena infusión…

Consciencia, calma mental y autocuidado que no falten como antídoto para todo.

Que tengas un día increíble.

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