Fluir o la última lección de Bruce Lee

Es curiosa la necesidad que tenemos de controlarlo todo. O casi.

El experto en artes marciales y actor Bruce Lee lo tenía claro y así lo dijo en la última entrevista que le hicieron antes de morir:

«No te establezcas en una forma, adáptala, construye la tuya propia y déjala crecer. Sé como el agua, vacía tu mente, sé amorfo y moldeable, como el agua. Si pones agua en una taza, ésta se convertirá en la taza. Si pones agua en una botella, se convertirá en la botella. Si pones agua en una tetera, se convertirá en la tetera. El agua puede fluir o chocar. Sé agua, amigo mío».

Vamos, lo contrario a lo que solemos hacer. Vivimos poco acostumbrados a que las cosas sucedan, sino que más bien somos nosotros los que queremos organizarlo todo como creemos que nos conviene y cuando eso no sale como teníamos pensado nos frustramos. Y así una y otra vez.

No dejamos de crearnos expectativas de lo más diverso sobre los asuntos más variopintos. Y es ahí cuando surge la decepción porque las cosas no salen como teníamos previsto ya que, sencillamente, no todo depende de nosotros.

Lo contrario a esto, que es bastante desesperante y contra-natura, es fluir. Dejar que las cosas pasen porque todo es como tiene que ser. Con unos límites, claro, porque siempre tenemos que poner de nuestra parte para que las cosas funcionen. Lo que pasa es que entre poner de nuestra parte y querer tener el control absoluto hay un abismo.

Tenemos la idea de que supervisar todo lo que nos rodea nos da seguridad y nos aleja del sufrimiento porque ponemos de nuestra parte para que todo acontezca como tenemos pensado y nada se salga del guión. Pero es al revés. Ya lo dijeron los budistas, vivimos buscando placer tratando de evitar el sufrimiento. Nos apegamos a cosas para no sentir dolor y entre más lo hacemos, más dolor vivimos porque todo cambia, nada permanece.

Los apegos nos dan una falsa sensación de alivio, pero además es algo muy fugaz porque los apegos son cosas externas a nosotros y nada de eso puede arreglar algo que viene de dentro, sólo ponerle un parche (muy) temporal. Nos apegamos a cosas o a personas para sobrellevar el dolor que nos produce un vacío interno.

Y, hablando de esto, de la relación entre la necesidad de control, el sufrimiento y la importancia de fluir, es importante también hablar de la aceptación. Porque las cosas pasan aunque nosotros no queramos o no podamos controlar y muchas veces ahí está la libertad y el bienestar, aceptar que no podemos controlarlo todo y que las cosas son así. Sin más. Sin juicios. Sin frustraciones. Y todo está bien como está.

Y, tú, ¿fluyes?

Como decía Bruce Lee: «Be water, my friend».

Que te vaya todo de maravilla.

1 comentario en «Fluir o la última lección de Bruce Lee»

Deja un comentario

¡Descarga mi eBook!

A través de estas páginas, comparto contigo los pasos más importantes para comenzar a transformar tu vida pero también algunas reflexiones que estoy segura de que te ayudarán en el camino

Las claves de tu bienestar