Si te paras a pensarlo, lo verás claro. Estamos preparados para dar, pero no tanto para recibir. Nos han preparado más para lo uno que para lo otro. De hecho, mucha gente que conozco no siquiera piensa que pueda, deba, ni merezca recibir.
Verás. No sé si la mayoría, pero sí son muchas las personas que no están listas para recibir. Lo dicen constantemente. Casi cada día.
Frases como «más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer» o «no se puede tenerlo todo» son sólo dos ejemplos de los mensajes que lanzamos constantemente al Universo y con los que dejamos claro que no podemos ni queremos.
Comentaba hace poco por aquí lo importante que es lo que decimos porque las palabras nos acaban conformando y tienen el poder de transformar nuestra realidad. Simplemente porque al decirlas las estamos asumiendo, a ellas y a su significado. No es magia, es una ley universal no escrita. Y, ojo, que no estoy diciendo que porque digas todos los días que eres millonario lo vayas a ser. Es mucho más que eso
En realidad, cuando decimos que no nos podemos permitir esto o lo otro, que no somos capaces de hacer algo o que cierto asunto no está a nuestro alcance lo que estamos dejando claro es que eso No puede suceder y que cerramos la puerta a las infinitas posibilidades que existen.
Y no sólo se trata de decirlo, de ponerlo en palabras. Muchas veces ni siquiera lo verbalizamos, directamente lo rechazamos desde nuestra mente. Eso también es no sentirse merecedor o merecedora, no estar listo para recibir.
Desde que soy consciente de esta realidad, todos los días digo frases como esta: «Estoy lista para recibir toda la abundancia del Universo», abriendo la puerta a las infinitas posibilidades que éste tiene para todos nosotros.
Y tú, ¿estás listo/a para recibir?
Te deseo un día maravilloso.