El chico de la tetería

Este fin de semana decidí que Asturias era un buen lugar para pasar un día de desconexión en pareja. Fue algo corto, pero intenso. Lo suficiente como para darnos un espacio sólo para dos que es muy necesario.

Durante un paseo, decidimos parar a tomarnos algo. No buscábamos un sitio cualquiera, sino uno especial donde pudiésemos disfrutar también de un entorno con encanto. Siento debilidad por los lugares bonitos. Y lo encontramos.

En la puerta tenía un curioso cartel que decía ‘Salón de té y alegrías’ y, debajo, un pequeño banco en el que había un chico sentado.

Aquel chico no tenía nada de particular. Era de piel morena, con coleta y tenía aspecto de surfero. Pensé que estaría allí descansando mientras se tomaba algo porque, no me pegaba para nada en aquel local. En cuanto abrimos la puerta nos siguió para atendernos.

Nos quedamos descolocados porque no pensábamos que aquel chico de aspecto algo descuidado pudiera tener algo que ver con ese sitio lleno de encanto.

Una vez más, dimos más poder del necesario a nuestra mente, juzgamos antes de tiempo y caímos en la trampa de los pensamientos limitantes y heredados. Son cosas que llevamos muy dentro y que aparecen de forma inconsciente en la mayoría de los casos. Es fácil dejarse llevar por ellos. Y sumamente torpe.

Así que aquel chico de la tetería nos dio una lección. Era el dueño de ese local. Analizando la situación con detenimiento me quedó claro que era un hombre con su parte femenina reconocida e integrada. Un chico que no tenía miedo a mostrar su lado sensible. Con su aspecto varonil y moviéndose a la perfección en un entorno muy cuidado, bien decorado y muy femenino. Equilibrio.

Me encantó. Primero, porque no es lo más común encontrarse a hombres así. Seamos sinceros. En este sentido, arrastramos un montón de ideas equivocadas. Y, segundo, porque me encantan las personas que rompen barreras y que lo hacen desde la coherencia de quienes son realmente, dejando a un lado lo que piensen los demás. Eso sí que es avanzar. Un hombre que muestra sin tonterías su lado femenino. Nada más. Y nada menos

Ojalá esta historia te haga reflexionar como a mí. Me encantó vivir esa experiencia y darme cuenta de que mi mente me traiciona muchas veces y, sobre todo, que hay hombres así y que, espero, los siga habiendo cada vez más.

Para que eso suceda, en mi opinión, hace falta mucho autoconocimiento, coherencia y valentía.

Te deseo un día maravilloso.

Deja un comentario

¡Descarga mi eBook!

A través de estas páginas, comparto contigo los pasos más importantes para comenzar a transformar tu vida pero también algunas reflexiones que estoy segura de que te ayudarán en el camino