La clave del bienestar: darte lo que necesitas

El autocuidado me cambió la vida. Así de claro.

Siempre me ha llamado la atención el mundo de la salud por su capacidad de transformarnos. Y así fue como empecé a cuidar mi alimentación.

Pero, claro, el problema era que sólo ponía atención en lo que comía y descuidaba todo lo demás. Y así es difícil. Ya sabes la importancia de cuidarse desde una perspectiva holística.

El autocuidado es atenderte y cuidarte como necesitas. Es mimarte y darte amor desde varias perspectivas. Y te diré algo: nadie puede hacerlo mejor que tú. Nadie.

La razón es muy sencilla: tú mejor que nadie sabes lo que te hace sentir bien. Leer un ratito en silencio, hacer algo de deporte, disfrutar de un baño con espuma, madrugar para meditar, tomarte un café con alguien con quien te guste compartir tu tiempo, ir a hacerte un masaje…

Atiéndete como te mereces y experimentarás un cambio maravilloso en muchas áreas de tu vida. Y si no sabes cómo porque nunca lo has hecho hasta ahora, empieza a explorar y a darte cuenta de esas cosas que te hacen bien, cultívalas y hazlas parte de tu día a día.

Lo explica muy bien Stephen Covey en su libro ‘Los siete hábitos de la gente altamente efectiva. Él lo llama ‘Afilar la sierra‘ y cuenta que un hombre estaba cortando un árbol con su sierra. Llevaba mucho rato sumido en esa ardua tarea y la sierra estaba ya bastante gastada, con lo que cada vez le suponía más tiempo seguir talando. Alguien lo vio y le advirtió de que si paraba y afilaba aquella herramienta tan gastada el trabajo sería más fácil. Pero el hombre insistió en que no tenía tiempo de parar porque tenía mucho que hacer.

¿Tú qué crees? ¿No ves claro que sería más productivo parar y afilar la sierra y acabar antes?

Para mí esto es muy parecido al autocuidado. Afila tu sierra para que el día a día sea más efectivo.

Hay una frase que no recuerdo de quién es pero que forma parte de mis recursos cotidianos: «La salida es hacia dentro». Y te explico.

Muchas veces buscamos fuera soluciones a un vacío que experimentamos dentro. No sabemos muy bien lo que es. Una sensación desagradable que nos mina pero a la que muchas veces no sabemos poner nombre. Es como ansiedad, algo pegajoso de lo que no podemos desprendernos y no nos deja vivir en paz. Algo así como sentirnos incompletos. Nos falta algo.

Esta sensación de la que te hablo es algo muy común que experimentamos la mayoría de las personas en un momento u otro de nuestra vida. ¿Y qué solemos hacer? Buscar algo que nos dé paz y aplaque esa ansiedad. Y lo buscamos fuera. Apegándonos a personas o a acciones con las que creemos solucionar el problema pero no nos hacen bien. Comprar cosas que no necesitamos, adquirir hábitos perjudiciales, juntarnos con personas que no nos aportan, seguir las divagaciones de nuestra mente que no nos llevan a ningún sitio productivo, mejor.

Y, ¿sabes por qué esa sensación desagradable no se va? Porque estamos buscando la salida en el sitio equivocado. No está fuera, está dentro. Dentro de nosotros mismos. La solución la tienes tú.

Aquí es donde toma protagonismo el autocuidado. Y, déjame que te diga algo importante: Cuidarte no es egoísta. ¿Sabes por qué? porque cuando atiendes tus necesidades y te sientes bien todo lo que está a tu alrededor mejora. El bienestar es una energía que se contagia.

¿Te das cuenta de que cuando tienes un mal día parece que nada encaja? Pues es lo mismo, pero al revés. Así que procúrate un tiempo para ti todos los días. No te lo tomes como una opción, sino como una obligación. Piensa que es imprescindible como primer paso para tener un buen día. Date lo que necesitas para que el resto de las piezas de tu día a día encajen.

Y no lo hagas de vez en cuando, sino a diario.

Claro que es algo que cuesta si no estás acostumbrado. Pero sólo hasta que lo conviertas en un hábito. Luego no podrás dejar tu bienestar a un lado.

Porque, recuerda algo: Tú eres lo más importante. Eres el punto de partida. En ti empieza todo

Te deseo un día maravilloso.

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