No sé tú, pero yo me siento exhausta. Se me han juntado varias cosas: cambios y un esfuerzo extra en el trabajo, el final de curso de los niños, que ya están también al límite de sus fuerzas, la comunión de uno de mis hijos… Así dicho no parece mucho, pero a eso hay que añadirle el día a día con todas sus complejidades, así que si ya de por sí cuesta una jornada normal, cuando le añadimos asuntos extra o imprevistos ya se hace cuesta arriba.
Así que ayer acabó una semana intensa y mi cuerpo así me lo demostró. He estado con la barriga hinchada, durmiendo regular y con la energía a la mitad. Tampoco ha faltado algún dolor en las extremidades. Y eso que me he dado mis espacios de descanso y desconexión pero no han sido suficientes.
Ayer domingo, tenía la intención de retomar fuerzas y así lo hice porque empieza una nueva semana y necesitaba resetear para cogerla con fuerza y que no me devore. Así que te comparto lo que hice por si te sirve en alguno de esos días en los que sientes que te fallan las fuerzas y no puedes más.
–Levantarme pronto. Siempre lo hago, pero los días que estoy más cansada priorizo el sueño y me levanto algo más tarde de lo habitual. Aún así, no me levanto nunca más tarde de las 8. Madrugar me permite organizar mejor mi día y darme tiempo para mi antes de que se levanten los demás. Me alucina empezar el día con la casa en silencio y tener espacio para conectar con mi cuerpo, sintiendo si he descansado, si me duele algo, si me siento con energía…
-Mover mi cuerpo. Es otra de las cosas que suelo hacer siempre, pero siempre en función de cómo me sienta al levantarme elijo lo que voy a hacer. Algunos días mi cuerpo me pide sudar más y hago cardio o bailo, pero casi siempre hago yoga. Ayer, que sentía mi cuerpo cansado me regalé una clase de yoga restaurativo de 40 minutos que me vino fenomenal. Si te apetece, yo suelo practicar yoga con Xuan Lan, en su aplicación hay muchísimas clases, pranayamas y meditaciones.
-Desayuno nutritivo. Sobre todo cuando te has pasado el día anterior, como en mi caso, empiezo el día recargándome. Primero, un gran vaso de agua templada con aloe vera y moringa. Puedes hacer tu propia bebida multivitaminas añadiendo al agua limón, una naranja entera pelada con su pulpa, jenjibre, agua de mar, magnesio… fíjate en lo que te sienta bien y elige bien los ingredientes. Después, un desayuno nutritivo de fácil digestión y natural. Yo ayer me tomé unos arándanos cocinados con especias y les añadí yogur vegetal de coco. Después, una leche de cúrcuma para desinflamar.
Descanso. El domingo es día de descanso y así debe ser. Aunque siempre hay cosas que hacer en casa, priorizo mi descanso y aparto de mi mente los pensamientos que me agobian con todo lo que hay que hacer. Decido qué cosas sin imprescindibles y cuáles pueden esperar unos días más (que son muchas). Cuando hablo de descanso no me refiero a dormir, sino a descansar física y mentalmente. A respirar.
Darme un paseo por el campo. Esto es lo que más ayuda a mi mente a descansar y recolocarse. Si la dejo, mi mente suele ir muy rápido, así que pongo consciencia y la paro siempre que puedo. En la naturaleza todo va más lento y de esa lentitud nos contagiamos sin hacer esfuerzos cuando nos rodeamos de árboles, plantas, pájaros…
Y, luego, por supuesto, pasar tiempo en familia, leer y poco más. Todo esto me ayuda a empezar con energía una nueva semana.
Deseo que la tuya sea maravillosa.