La alegría es una de las emociones más luminosas que existen y, como la mayoría de ellas, es contagiosa. ¿Te ha pasado que conoces a alguien que te provoca buenas sensaciones y con la que te gusta estar y que cuando has pasado un rato con ella notas que vibras más alto? Te ha contagiado su alegría. O al menos parte de ella.
No se trata sólo de estar contento, sino de fluir con la vida y no tomarse las cosas a la tremenda. Tiene mucho que ver con disfrutar de las experiencias del día a día. Cuanto más pequeñas, mejor.
Y, entiéndeme, no se trata de estar siempre feliz. Para nada. Eso sería muy complicado y en muchos casos no sería auténtico. Es muy importante el cambio de emociones para poder distinguirlas y para poder apreciar unas y otras. Una y su opuesto. Para poder disfrutar de la alegría tenemos que saber qué es la tristeza o alguna de sus variantes para poder identificarla.
Últimamente es tendencia buscar la felicidad a toda costa. Parece que todos tenemos la obligación de ser felices y estar contentos todo el día, cuando la realidad es que todos tenemos días malos, nos sentimos desganados, enfadados, cansados.. Y no pasa nada. Todo es perfecto como es. Y tenemos derecho a ello.
De lo que yo te quero hablar es de la importancia de cultivar tu alegría. ¿Para qué? Para sacarte todo el brillo que tienes. Todo el mundo tiene brillo y es tu responsabilidad ( y yo diría que hasta tu obligación) encontrar el tuyo y currártelo. Vivir desde ahí te hará expermentar la vida desde una perspectiva más optimista y te llevará a cambiar las gafas con las que ves la vida y a enfocarte en lo bueno más que en lo menos bueno. Porque, sí, esto también es cuestión de actitud.
Verás. Hay gente que vive la vida desde la queja y eso bloquea su alegría. Es así. Y lo es porque vive con el foco puesto en lo que le falta, en sus carencias más que en todas las cosas buenas que le rodean, que poco o nada tiene que ver con lo material en la mayoría de los casos. Y no todo es alegría o tristeza, sino que en el medio hay un montón de matices, pero básicamente oscilas más hacia un lado o hacia el otro.
Tú, ¿Desde dónde eliges vivir, desde la alegría o desde alguno de sus opuestos?
Te doy unos consejos para expandir tu alegría, cultivarla y cuidarla como se merece.
-Practica el ‘aquí y ahora’.
-Mira hacia dentro y trabaja tu lado espiritual. Esto te llevará a no vivir siempre desde lo terrenal, sino con la consciencia de que hay algo profundo y poderoso más allá al que podemos recurrir siempre que lo necesitemos.
-Autoestima. Quiérete como nadie.
-Realiza algún trabajo creativo como forma de expresión.
–Acoge tu singularidad. Eres únic@, con tus luces y tus sombras y ahí reside tu poder.
-Agradece los regalos diarios y valora las pequeñas cosas.
-Trabaja con la naturaleza y los cuatro elementos (fuego, aire, tierra y agua).
-Realiza tus propio ritual de autocuidado.
Conecta con tu misión de vida. Has venido aquí a algo, no lo olvides.
-Rodéate de gente que ‘te haga bien’.
-Cuando sientas que se te escapa la alegría, date cuenta y trabaja en mantenerla. Aromaterapia, naturaleza, descanso, tiempo para ti…
–Vive desde tu esencia. No te compares con los demás y date exactamente lo que necesitas, aunque no encaje con lo que hace la mayoría.
A mí, por ejemplo, me da alegría tener un rato cada día para dedicar a Natur&Cosmos, este proyecto que ha nacido desde mis más profundos anhelos y que me hace feliz. Este blog, mis redes y ahora también mis podcast. Mi propósito es ayudar a los demás a encontrarse y a llevar una vida que tenga que ver realmente con quienes son. Esa es mi misión de vida. Y cuando la descubrí me impactó tanto que ya no puedo separarme de ella ni dejar de dedicarle mi tiempo.
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Gracias por acompañarme