Cuánto ruido. Me siento como si, de repente, alguien hubiese pulsado el botón de ‘locura colectiva’. Parece como si la gente hubiese chiflado entre los descuentos y la Navidad.
Y a mí, que me afecta bastante el entorno, me ha costado no dejarme llevar por la ola de desenfreno. En un momento dado, me pillé a mí misma navegando por Internet en busca del gran chollo, con la cabeza echándome humo con tanta oferta y un atisbo de ansiedad ante la posibilidad de estar perdiéndome algo muy, muy interesante.
Y entonces recordé dos palabras que aprendí de mi admirado Sergio Fernández: Fomo y Jomo.
La primera es el miedo a perderte algo (son las siglas en inglés de ‘Fear of missing out’) y la segunda se refiere justo a lo contrario: la felicidad de estar perdiéndote cosas (‘Joy of missing out’).
Y en ese momento pude entender que, realmente, no me estaba perdiendo nada si así lo decidía y que, además, me importaba bastante poco si eso era así. Pasé del Fomo al Jomo y eso lo cambió todo y aplacó mi mente y, como consecuencia, mi cuerpo.
Y, sí, he aprovechado las ofertas para comprar algunos regalos de Navidad y un curso. Pero lo hice después de aplazar por unos días todo lo que tenía pensado comprar para decidir si realmente lo necesitaba. Y acabé comprando mucho menos de lo que tenía pensado en un principio.
Si a ti también te da vueltas la cabeza en estos días, prueba a dejar la cesta de la compra en modo pausa y date un tiempo. Si pasados unos días lo sigues queriendo, hazlo. Te darás cuenta de que en realidad hay muchas cosas que ya no te apetecen después de unos días o que no tienen el mismo sentido.
Pasa del Fomo al Jomo y verás que, en el fondo, nosotros mismos tenemos muchas de las respuestas que buscamos ahí fuera. Esto alimenta nuestra confianza en nosotros mismos.
Y, si quieres saber cómo con pequeños actos podemos trabajar nuestra autoestima te cuento lo que me ha pasado a mí esta semana en el último capítulo de mi podcast, ‘Vivir con sentido’.
Que tengas una semana maravillosa.