Ser tu propio maestro. Ese podría ser un potente objetivo a conseguir cuando buscas una vida consciente, con propósito, alineada con quien eres y con lo que necesitas. ¿Y eso cómo se logra? Escuchando a tu intuición.
Hoy quiero hablarte de la intuición, esa vocecilla interior que te habla (cuando la dejas), que viene de muy adentro y que tiene mucho que ver contigo. Y está en todas las personas.
A la intuición, como a casi todo en esta vida, tienes que entrenarla. No vale con hacer lo primero que se te pase por la cabeza en el primer calentón que tengas pensando que eso es lo que te dice esa sabia vocecilla.
Lo primero, necesita espacio y silencio para salir a la luz, porque requiere trabajo interior. Es decir, hay que conocerse y trabajarse para cultivarla. Si lo haces, cada vez te hablará más alto y claro. Y no te olvides: conocerse y trabajarse tiene que ver con quererse a uno mismo, cuidarse y cultivarse. Igual que si fueras una bonita planta.
La intuición es un sentimiento que te dice si eso que se te presenta delante te conviene o no. Lo que pasa es que suele estar empañada por la mente y las creencias de ahí afuera y muchas veces ni la sentimos. Incluso cuando da unos toquecitos a la puerta para salir ni siquiera la abrimos.
Tiene poco o nada que ver con como se supone que tienen que ser las cosas. Cómo se supone que tienes que trabajar, cómo se supone que tienes que relacionarte con los demás, cómo se supone que tienes que criar a tus hijos, que comer, que hablar…
A mí me resulta agotador.
Seguro que te he contado alguna vez que ser madre supuso una auténtica revolución en mi vida. Esto le ha pasado a muchas personas. El caso es que antes de la maternidad, estaba convencida de cómo iba a ser la crianza y visualizaba con claridad a mis hijos: vestidos con pulcritud y con unos modales impecables. Pero nació mi primer hijo y me empecé a replantear muchas cosas. Ahora, diez años más tarde, agradezco haber seguido a mi intuición y dejarme llevar por ella en la crianza. En algunas cosas me habré equivocado, pero en otras habré acertado. Y, sobre todo, lo he hecho como yo creía (junto a mi bendito marido) que debía hacer, según quién eramos y lo que queríamos. He desafiado en no pocas ocasiones lo que se suponía que tenía que hacer o lo que hacía la mayoría. No sin juicios ajenos, por cierto. Y no ha sido mejor que lo de otras personas, pero ha sido mi forma de hacer las cosas. Y eso le da un valor enorme para mí.
Y como este ejemplo, más cosas, aunque menos de las que me gustaría.
Así que la intuición es eso: esa voz interior que te dice que otra forma de hacer las cosas, más alineada contigo, es posible. Escúchala más y dale el reconocimiento que merece, porque ella, en buena medida, eres tú. Si no, ¿en función de qué o de quién estás tomando decisiones en tu vida?.
Y como estamos en época otoñal, de cambios y nuevos hábitos, te dejo el último capítulo del Podcast, Vivir con sentido: Pequeños pasos para grandes cambios. Consejos fáciles para implementar nuevos hábitos en tu vida.
Que la intuición y la sabiduría te guíen.
Ana Gil