Siempre me ha llamado mucho la atención lo mucho que nos complicamos la vida con lo fácil que son a veces las cosas. Tenemos esa capacidad alucinante de enrevesarlo todo y convertir lo fácil en complicado con una facilidad pasmosa.
Para mí, una de las claves de la vida es simplificar, volver a lo esencial, a lo sencillo y no complicarme. Sinceramente, muchas veces no lo consigo porque yo también soy humana y en no pocas ocasiones me veo corriendo la maratón como una más. Lo que pasa es que cuando me doy cuenta, paro y me salgo del pelotón. Pero cuesta.
Así que, en ese afán mío de volver a lo simple, te propongo cinco acciones maravillosas, potentes, clarificadoras, buenísimas para tu cuerpo y tu espíritu y, además, gratis. No me des las gracias, es un placer.
- Déjate recargar por los rayos del Sol. Y no me refiero a tomar el sol tal y como lo tenemos entendido, sino a exponerte a sus rayos, a llenarte de su energía de forma consciente, especialmente al amanecer. Parece lo mismo, pero no lo es. Hay una sutil diferencia entre el objetivo de una y de otra. No se trata de ponerse moreno/a, sino de energizarse.
- Bebe agua. ¿Cómo es posible que algo tan sencillo y reparador a veces nos cueste tanto? El secreto es tenerla siempre disponible y tomártelo como un hábito. Lleva un termo con agua siempre contigo, en el bolso, en el coche, en la bolsa de la merienda de los niños. Donde puedas, pero que siempre te acompañe.
- Rodéate de naturaleza. Lo ‘verde’ eleva tu vibración y te contagia de su energía vital. Si vives en la ciudad sal a respirar aire puro al menos una vez a la semana o hazte un jardín urbano en tu balcón en el que puedas permanecer en contacto con flores y plantas
- Consciencia. Ya sabes que esto va de vida consciente. Pon consciencia de las decisiones que tomas y desde dónde las tomas. Si haces las cosas para agradar a los demás o porque de verdad tú lo quieres. Y si no sabes de qué te hablo, cuando tomas una decisión fíjate en cómo te hace sentir.
- Sonríe. Es increíble el poder que tiene sonreír. En ti y en los demás. Y eso que das también lo recibes y se contagia: el buen rollo. Haz la prueba. Ahora. ¿Una sonrisa? ¿Ves?
Si te apetece añadir bienestar a tu vida, podemos crear una rutina de autocuidado específica para ti. No me digas que no te apetece. Te cambiará la vida
Te deseo un día increíble.